La salida de la pobreza extrema de amplias masas en países
como India y China hizo que aumentara la demanda de arroz, leche, trigo y
cárnicos. El aumento de la ganancia de los cárnicos tuvo un impacto devastador
en las selvas y bosques. El encarecimiento del petróleo hizo que aumentaran los
precios de los alimentos, este encarecimiento hizo que la producción de maíz y
azúcar, monopolizada por los grandes transnacionales fuera desviada hacia los
rubros que generan una mayor ganancia: en EU se desvió a la producción etanol
en lugar de alimentos.
Al inicio de los 80´s, el neoliberalismo decía que si
reordenábamos nuestra economía en busca de competitividad global se iba a dar
una democratización de los sistemas. Este optimismo desaparecía en la medida
que había un incremento de la pobreza y se aumentaban los índices de violencia
y delincuencia. Se replanteo el modelo, los sectores mejor integrados
habitarían los apartamentos consolidados de la institucionalidad, lo que
ocasionó que lo de abajo y lo de afuera erosionaran lo de adentro y lo de
arriba. La creciente pobreza tenía fuerza para impregnar con sus reglas a los
espacios cupulares y de los sectores integrados. Las pandillas con un enganche
popular más eficaz y más hábiles para asociarse con otras de su género
predominan, mientras las expresiones más individualizadas van perdiendo
terreno. Este ascenso de las fuerzas populares fue contrarrestado por un manejo
de los medios de información, particularmente de unos monopolios televisivos
que son sustraídos del control público.
Es necesario proponer una estrategia para acelerar y
supeditar la esfera de la política y del dinero al plano de lo social. Esto
ocasiona unos desplazamientos en tres direcciones:
1-
Hacia abajo, fortaleciendo desde lo territorial
los espacios medios-local-regionales de país y buscando densificar a los
actores sociales ahí radicados. El horizonte de la política, de las políticas
públicas y del quehacer de las universidades debe descender hacia lo
social-territorial, hacia lo local-regional. Significa reorganizar la vida
social y política entorno y a partir de espacios sociales medios. El doble objetivo en este cambio de horizonte
de la política es mejorar la calidad de vida de las regiones medias y detener
la destrucción del entorno social.
2-
Redimensionar la arquitectura de los aparatos
burocráticos y de los espacios de
representación, reubicando los recursos excesivos hacia el nivel
social-local-regional territorializado.
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