lunes, 13 de octubre de 2014

Conclusiones (México 1970.1988 Peter Smith)

En 1970 México tuvo rápidos cambios sociales en 1970.  El aumento de población representó una presión para que se crearan puestos de trabajo, por lo que los mexicanos no cesaban de emigrar, implicando una “invasión silenciosa”.  A medida que fue creciendo la distancia entre el gobierno y los intelectuales, empezó a parecer una prensa independiente. 
Luis Echeverría fue la encarnación de la élite política mexicana, se esforzó por aislar y desmantelar algunas camarillas rivales.  En junio de 1971 un sangriento ataque contra estudiantes por parte de criminales paramilitares le brindó la oportunidad de despojar de su cargo a Alfonso Martínez Domínguez.  Los cambios constantes del gabinete indicaban el deseo del presidente de restaurar los vínculos con la intelectualidad del país. Al aumentar la inflación, Echeverría nombró un nuevo secretario de Hacienda, José López Portillo.  Antes las medidas de López Portillo, los empresarios se quejaron de las medidas. La tensión empezaba a afectar el pacto entre el Estado y el sector privado.  La expansión de la actividad del Estado llevó a Echeverría a un conflicto constante con el sector privado nacional, que se encontraba atrapado entre las compañías multinacionales y el Estado mexicano.  Esto contribuyó a una espiral inflacionaria, encareciendo los productos mexicanos e impidiendo competir en los mercados internacionales. La situación empezó a empeorar con al devaluación del peso, que significó un golpe para quienes veían la posición de la moneda como señal de fuerza y estabilidad. 
López Portillo echó mano de una estrategia de probada eficacia: reforma electoral,  la cuál contenía la liberalización de los procesos para inscribir partidos, la ampliación de la Cámara de Diputados, y la ampliación del acceso a los medios de comunicación por parte de los partidos y los candidatos a la oposición. El gobierno de López Portillo optó por seguir una política cuyos resultados fuera inmediato, con la intención de estimular el crecimiento, promover el empleo y pagar las importaciones, sin crear inflación ni una dependencia excesiva de las ventas del petróleo. Los ingresos del petróleo mejoraron la posición de México en el plano internacional cuando ocurrió el alza súbita de los precios en 1979.
Los errores del gobierno de López Portillo fueron depositar demasiada confianza en las exportaciones de petróleo y la continua sobre valoración del peso. 
 Una proporción considerable de las ganancias producidas por el petróleo se reinvertían en la industria petrolero.  La necesidad urgente de buscar elevadas tasas de crecimiento con estrategias a corto plazo fue la causa de esta confianza, haciendo vulnerable a México ante los cambios de los precios internacionales del petróleo.  A mediados de 1981, la superabundancia mundial del petróleo condujo a una fuerte caída de los precios.
De la Madrid trató de restaurar la credibilidad internacional de México y reparar la relación entre el Estado y el sector exterior. De la Madrid intentaba restaurar la antigua alianza gobernante de México: la triple coalición entre el Estado, el sector privado y el sector exterior.
Se produjeron dos sacudidas externas. Uno fue el terremoto del 85, en medio de las ruinas había señales de corrupción. La segunda sacudida fue el descenso del precio internacional del petróleo y la consiguiente pérdida de ingresos de las ventas del petróleo.  De la Madrid emprendió una reforma estructural a largo plazo que tanto en el país como en el extranjero se interpretó como la liberalización de la economía mexicana.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario