En Estados Unidos, la desaparición del
bloque soviético generó una exaltación triunfante. El fin de la Guerra Fría
generó la expectativa de que se diera una disminución en el uso de la fuerza
como solución de los problemas internacionales y que la ONU fuera un órgano
eficaz para mantener la paz y la seguridad internacionales.
En 1988 las tensiones entre México y
Estados Unidos disminuyeron como consecuencia de las condiciones internas en
ambos países. En Estados Unidos, Ronald Reagan había logrado restablecer el
prestigio y liderazgo de la autoridad presidencial. Miguel de la Madrid había
aceptado conducir una política económica acorde con los lineamientos
neoliberales, y había respondido tan satisfactoriamente a las condiciones del
Plan Baker (1985) para la renegociación del pago de la deuda.
Presidente Reagan, certificó “por interés
nacional” la cooperación de México en la lucha contra el narcotráfico, por
encima de la opinión contraria del Congreso. La reordenación de la política
económica de México con De Gortari fue un factor determinante para acercar a
los dos países ya que los dos gobiernos compartían su orientación “neoliberal”.
En 1990 se anunció el inicio de la negociación de un tratado de libre comercio
entre México y Estados Unidos, que con la incorporación de Canadá, conformaría
del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
El error de diciembre, que fue una
consecuencia de las condiciones generales del país que lo precedieron, desató
una reacción internacional ,el efecto tequila. Presidente Clinton dio un
paquete de ayuda que era en realidad un
préstamo que debía ser pagado con intereses y además contenía otros compromisos
que debía cumplir el gobierno mexicano.
En el tema de narcotráfico, el mismo
patrón se repitió, y no sólo eso sino que se convirtió en el tema central de la
agenda del gobierno de Estados Unidos.78 En 1996 se creó el Grupo de Contacto
de Alto Nivel, para coordinar las acciones bilaterales en la lucha contra el
tráfico ilícito de enervantes. La DEA y el Departamento de Tesoro
instrumentaron una operación, Operación Casablanca, infiltrando de forma
encubierta en México, sin notificar al gobierno.
Con los ataques a las Torres Gemelas en
Nueva York, el 11 de septiembre de 2001. La posición de Estados Unidos, a
partir de entonces, es que el país se enfrenta a una nueva guerra, la guerra
contra el terrorismo; una guerra tal vez más larga e incierta que la guerra
fría.
Con la subida del PAN al poder, en materia
de política exterior de inmediato se acuñó la frase “bono democrático” para
afirmar que ahora México contaba con una legitimidad que le daba más poder de
negociación frente a Estados Unidos, y adoptar una política exterior “activa”
con el resto de mundo.
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