lunes, 10 de noviembre de 2014

La Modernización de la Economía Política Mexicana (Ronaldo Cordera y Leonardo Lomelí); El Camino Mexicano de la Transformación Económica (Pedro Aspe)




Fuera del Porfiriato y de la larga expansión económica en 1982, el país ha enfrentado largos periodos de estancamiento económico que han contribuido a agudizar los problemas ancestrales como la pobreza y la desigualdad. Las dos experiencias tuvieron lugar en un ambiente político autoritario, y en ambas resalta la capacidad para insertarse en las tendencias de la economía mundial.
A lo largo de nuestra historia independiente hemos tenido por lo menos cuatro estrategias de inserción en la economía mundial: La apertura inicial, ingenua y unilateral de la primera República federal; la apertura promovida por el régimen de Porfirio Díaz; la americanización como estrategia para complementar un esfuerzo nacional de industrialización; y la americanización como objetivo y ya no como medio para modernizar la economía.
A grandes luchas por alcanzar la democracia y justicia social, las han sucedido periodos de inestabilidad.
Hubo un gran periodo de alternancia de políticas librecambistas y proteccionistas, en el que la falta de continuidad en las políticas fue una consecuencia de más de la inestabilidad política.
Porfirio Díaz pudo llevar a cabo una reinserción de México en la economía internacional, su régimen incluía una gran variedad de grupos políticos e intereses económicos. Sentó las bases del desarrollo del capitalismo al dar pasos fundamentales para crear un mercado interno y reinsertar a México en la economía internacional. El autoritarismo del régimen acompañado con un carácter oligárquico, explican la ruptura revolucionaria de 1910. La Revolución se planteó un cambio fundamental para una sociedad que seguía siendo predominantemente rural: la reforma agraria.
Miguel Alemán, una vez más llevó a cabo una modernización económica, más extensa y profunda que la anterior, que produjo una gran transformación mediante la diversificación productiva y la urbanización acelerada.
Hubieron dos periodos de crecimiento divididos por una revolución política y social de grandes proporciones. La Revolución generó redistribución de activos, movilización social y alianzas políticas que permitieron afrontar una modernización más profunda y duradera.
El desafío que se presenta México en la actualidad adquiere una dimensión histórica. Estamos en la necesidad de  procesar, una deliberación sobre proyectos de país que debería llevarnos a una solución incluyente y que no puede aspirar a imponerse sobre la derrota o la desaparición de los contrarios. Se trata de una política constitucional como vía principal para acometer una reforma del Estado que potencie y coayude a consolidar un desarrollo económicos y social.
Junto con la superación de la pobreza, la generación de empleos es un reto que cuestiona la legitimidad del sistema político y económico.
La debilidad del sistema político construido sin plan ni diseño de largo plazo no han podido encauzar la confrontación y la grave crisis política de 1994-1995 no se ha superado.

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