En
México, no es claro si se trata de islas de autoritarismo y corrupción rodeadas
de democracia o viceversa. Ya no es claro si la tendencia dominante es la
democracia en proceso de consolidación o el retorno a alguna nueva forma de
autoritarismo. La ambigüedad es la característica sobresaliente de nuestro
arreglo político.
Régimen
político es la red de instituciones, reglas y valores que regulan la disputa y
el ejercicio de poder. Todos los sistemas políticos reales suelen tolerar
prácticas que contravienen sus principios. La democracia política es un idea,
una utopía.
México
es una economía incapaz de crecer para absorber la mano de obra disponible, un
sistema educativo reprobado en las comparaciones internacionales y un
crecimiento exponencial de la violencia de un crimen organizado conectado al
mercado externo.
Las
características de la democracia política son: pluralismo, predominio de una
ideología de libertad e igualdad, elecciones periódicas, medios de comunicación
libres y diversos y los ciudadanos tienen igualdad de derechos y obligaciones
ante la ley.
La
característica principal del modelo autoritario es un pluralismo limitado e
irresponsable.
En
México actual, la presidencia ya no es el centro inapelable de las decisiones
del poder, el sistema de partidos ofrece opciones al elector, la prensa y la
radio son relativamente libres, pero el pluralismo político sigue teniendo
límites.
Un
proyecto de nación es una gran propuesta de futuro colectivo enmarcada por una
ideología, sostenida por un partido o coalición y a la que se atribuyen
posibilidades de éxito si tiene el respaldo de actores políticos clave y
aceptación de una parte de la ciudadanía. Todo proyecto de nación implica una
concepción de naturaleza humana y de la sociedad, y contiene, una cierta dosis
de utopía, de sociedad ideal. Cualquier proyecto de nación es una construcción
ideológica que tiene su origen en las élites políticas y sus elementos más intelectuales.
En México, los proyectos de nación suelen tener una inevitable dimensión internacional,
pues el nacionalismo y el papel de la o las potencias que actúan en la región
son también partes de sus componentes.
El
petróleo es un indicador que puede resumir las diferencias más sustantivas
entre derecha e izquierda. La derecha no pide que Pemex desaparezca, sino que
empiece a perder importancia relativa en sus actividades donde no se admita la
inversión privada, nacional y extranjera. La izquierda sostiene que la renta de
un recurso natural corresponde al conjunto de la nación y que ese patrimonio
siempre debe maximizarse en función no sólo de un tipo de desarrollo económico
equitativo, sino también de un futuro en que los hidrocarburos ya se hayan
agotado y sea necesaria una fuente alternativa de energía.
Mills
identificó en EU a tres minorías que sobresalían por sus dotes para acumular
poder: las que controlaban a las instituciones políticas, los militares y las
grandes corporaciones privadas. Hoy nuestra situación se explica mejor si se
parte de la premisa de que quienes dominan nuestra sociedad ya conforman una
auténtica minoría de minorías o élite del poder. Lo que hoy intenta el gobierno
es contener o desacelerar el avance de un proceso monopólico muy agresivo.
La
alta concentración de la riqueza y la creciente identificación entre las
minorías poderosas de la política y la gran empresas son dos de las
características de un México que empieza a adentrarse en el mundo de la
democracia política.
La
debilidad de la democracia en México es doble: por un lado, del Estado, y, por
el otro, del régimen.
Poder
tras el trono se refiere a la persona o el grupo que sin tener un cargo de
autoridad formal es quien toma las decisiones, ejerce el poder y recibe sus
beneficios. Hoy, en materia de responsabilidad política, nos sobran muchos
poderes tras el trono, muestra de la debilidad institucional de nuestra
política.
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