miércoles, 5 de noviembre de 2014

Conclusiones (La Democracia Autoritaria en México de Lorenzo Meyer)

En México, no es claro si se trata de islas de autoritarismo y corrupción rodeadas de democracia o viceversa. Ya no es claro si la tendencia dominante es la democracia en proceso de consolidación o el retorno a alguna nueva forma de autoritarismo. La ambigüedad es la característica sobresaliente de nuestro arreglo político.
Régimen político es la red de instituciones, reglas y valores que regulan la disputa y el ejercicio de poder. Todos los sistemas políticos reales suelen tolerar prácticas que contravienen sus principios. La democracia política es un idea, una utopía.
México es una economía incapaz de crecer para absorber la mano de obra disponible, un sistema educativo reprobado en las comparaciones internacionales y un crecimiento exponencial de la violencia de un crimen organizado conectado al mercado externo.
Las características de la democracia política son: pluralismo, predominio de una ideología de libertad e igualdad, elecciones periódicas, medios de comunicación libres y diversos y los ciudadanos tienen igualdad de derechos y obligaciones ante la ley.
La característica principal del modelo autoritario es un pluralismo limitado e irresponsable.
En México actual, la presidencia ya no es el centro inapelable de las decisiones del poder, el sistema de partidos ofrece opciones al elector, la prensa y la radio son relativamente libres, pero el pluralismo político sigue teniendo límites.
Un proyecto de nación es una gran propuesta de futuro colectivo enmarcada por una ideología, sostenida por un partido o coalición y a la que se atribuyen posibilidades de éxito si tiene el respaldo de actores políticos clave y aceptación de una parte de la ciudadanía. Todo proyecto de nación implica una concepción de naturaleza humana y de la sociedad, y contiene, una cierta dosis de utopía, de sociedad ideal. Cualquier proyecto de nación es una construcción ideológica que tiene su origen en las élites políticas y sus elementos más intelectuales. En México, los proyectos de nación suelen tener una inevitable dimensión internacional, pues el nacionalismo y el papel de la o las potencias que actúan en la región son también partes de sus componentes.
El petróleo es un indicador que puede resumir las diferencias más sustantivas entre derecha e izquierda. La derecha no pide que Pemex desaparezca, sino que empiece a perder importancia relativa en sus actividades donde no se admita la inversión privada, nacional y extranjera. La izquierda sostiene que la renta de un recurso natural corresponde al conjunto de la nación y que ese patrimonio siempre debe maximizarse en función no sólo de un tipo de desarrollo económico equitativo, sino también de un futuro en que los hidrocarburos ya se hayan agotado y sea necesaria una fuente alternativa de energía.
Mills identificó en EU a tres minorías que sobresalían por sus dotes para acumular poder: las que controlaban a las instituciones políticas, los militares y las grandes corporaciones privadas. Hoy nuestra situación se explica mejor si se parte de la premisa de que quienes dominan nuestra sociedad ya conforman una auténtica minoría de minorías o élite del poder. Lo que hoy intenta el gobierno es contener o desacelerar el avance de un proceso monopólico muy agresivo.
La alta concentración de la riqueza y la creciente identificación entre las minorías poderosas de la política y la gran empresas son dos de las características de un México que empieza a adentrarse en el mundo de la democracia política.
La debilidad de la democracia en México es doble: por un lado, del Estado, y, por el otro, del régimen.

Poder tras el trono se refiere a la persona o el grupo que sin tener un cargo de autoridad formal es quien toma las decisiones, ejerce el poder y recibe sus beneficios. Hoy, en materia de responsabilidad política, nos sobran muchos poderes tras el trono, muestra de la debilidad institucional de nuestra política.

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